Todo lo escrito aquí es producto de una mente intranquila.

martes, 11 de febrero de 2014

We can see how it's gonna end.


Me pregunto si mi forma de ser está bien o está mal. Hace unos años cambié de forma casi radical por unos motivos u otros, y desde entonces he conseguido gente a la que llamar "amigos". Sin embargo, aun así no he podido impedir que gente a la que yo quería se alejase de mí. Supongo que eso me pasa a mí, y le pasa a cualquiera. Por otra parte, ¿hasta qué punto está bien ser buena con todo el mundo? Quiero decir, es un buen comienzo para conocer a alguien y caerle bien, no ser borde. Pero a largo plazo, ¿es algo perjudicial? Yo… Yo siempre intento mostrarme por igual ante todos para que cuando llegue “el día”, nadie puede decir “Te comportas así conmigo”, pues me comporto por igual con todos. A pesar de ello, no puedo evitar mentirme a mí misma, pues siempre querré a unos más que a otros a pesar de que al exterior me muestre igual. Puedo acabar de conocerte y tratarte como amigo de toda la vida, pero en verdad no te querré como a tal. A veces, varias veces, sigo la corriente de forma inconsciente, creando así sentimientos “falsos”. De forma regular son pijadas, tonterías, bromas,… ¿Pero qué pasa cuando yo no me doy cuenta de cómo se siente la otra persona en realidad? Quizás me manda a la mierda y yo me lo tomo a broma, quizás me dice “te quiero”, le sigo la corriente y realmente había algo más detrás de esas palabras. O no. Y de esa duda surge resentimiento.

Y de nuevo vuelvo a uno de los puntos iniciales. ¿Hasta qué punto está bien ser como soy? Admito ser una persona cariñosa, admito tratar a todos por igual, pero por dentro no siempre es así. Soy muy reservada e impredecible, nadie realmente sabe qué se me pasa exactamente por la cabeza. El dar cariño a otros no lo hago de manera forzada, la cantidad y el modo en que lo doy es un reflejo de cómo me siento con esa persona. Por el otro lado y al mismo tiempo, he rechazado un abrazo más de una vez a pesar de lo mucho que pudiera yo querer a la persona que me lo estuviese dado. Más de una vez alguien que acabo de conocer me ha pedido un abrazo y se lo he dado sin dudarlo ni un segundo. ¿Por qué? No lo alcanzo a entender.

Doy cariño a todos por igual, remarco otra vez. Y por esto mismo he notado que aun así podría hacer sentir mal a alguien. Pero por qué. Soy una persona reservada, por mucho que le guarde rencor a alguien intentaré tratar a ese alguien como si no hubiese pasado nada. Si quiero mucho o siento algo hacia alguien siempre trataré de disimularlo, contener mis impulsos naturales. Como una balanza. Si noto que le estoy demasiado cariño a alguien, intentaré “repartirlo” con algunas otras personas, para así equilibrar la balanza y que ninguno de los lados ceda al peso. De esta manera será casi imposible notar nada. Y a pesar de este “método”, siento que algo falla. Hay algo que me incomoda. Recientemente he notado que algunas personas a las que les tengo un gran aprecio se alejan de mí mientras que yo me acerco a nueva gente de mi entorno, cuando realmente no he cambiado mi forma de tratarles ni por un segundo. ¿Por qué surgen estos “celos”? Hoy en especial de alguna manera mientras mantenía una conversación con una reciente amistad sentí algo por dentro que me dolía enormemente. No por ello corté por lo sano y fui distante con esa persona, solo seguí la corriente, pero al hacerlo sentí que algo no iba bien. Era como una mala sensación, sentía como si estuviese siendo infiel. Pero infiel a qué, a quién. “Infiel a un nadie”. Entonces, empiezo a comprender el por qué de esos llamados “celos”, y cuando en mi mente va a agarrar la respuesta siente que se aleja, porque en verdad no lo acaba de comprender. A pesar de no estar atada a nada ni a nadie, diciéndole cosas bonitas a una persona es como si hubiera tenido un de ja vu, pues no era a la primera vez que le dije tales cosas a alguien. De alguna manera y durante unos instantes me puse en la piel de esas otras personas a las que les dije las mismas cosas. ¿Esas personas si fueran testigo de cómo yo he dicho las mismas cosas que les había dicho a alguien más, sentirían celos? Y ahí comienzan los remordimientos. Qué debería hacer. Y por qué. Del mismo modo que yo me siento infiel sin estar atada a nadie, ¿por qué esas personas podrían sentir celos sin estar atadas a mí?

Tras el cambio que tuve de carácter conseguí hacer amigos, quererlos, tanto que llega a doler. Parece que hay algún tipo de límite invisible de personas a las que debo querer, pues con las personas que entrarán en mi vida en un futuro, otras al mismo tiempo se alejarán de mí de forma casi simultánea. Pero no es lo que quiero. ¿Debería pues volver a mi otro yo? ¿Ser distante, no dar nada a nadie, quizás algo borde,…? Siento que sería algo difícil para mí de hacer, con un resultado que no me garantiza una victoria. ¿Debo seguir a las personas, o las personas deberían seguirme a mí?

Track 8.

lunes, 3 de febrero de 2014

The voice of silence.


Normalmente escribo con mis propias palabras en cada entrada, sacadas propiamente de mí, pero esta vez dejaré partes de algunos poemas de Pablo Salinas que simplemente me han dejado un nudo en la garganta.


"Pero su hermosura, inútil,
nunca servirá. La cogen,
la miran, la tiran ya."
La Concha.

"Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
"Yo te quiero, soy yo.""
Para vivir no quiero.

"Y ahora, aquí está frente a mí.
Tantas luchas que ha costado,
tantos afanes en vela,
tantos bordes de fracaso
junto a este esplendor sereno
ya son nada, se olvidaron."
El Poema.

"Y podrás negarme todo,
negarte a todo podrás,
porque te cortas los rastros
y los ecos y las sombras.
Tan pura ya, tan sin pruebas
que cuando no vivas más
yo no sé en qué voy a ver
que vivías,
con todo ese blanco inmenso
alrededor, que creaste."
La Sin Pruebas.

"Hoy son las manos la memoria.
El alma no se acuerda, está dolida
de tanto recordar. Pero en las manos
queda el recuerdo de lo que han tenido."

"No son caricias, no, lo que repiten
pasando y repasando sobre el hueso:
son preguntas sin fin, son infinitas
angustias hechas tactos ardorosos.
Y nada les contesta: una sospecha
de que todo se escapa y se nos huye
cuando entre nuestras manos lo oprimimos
nos sube del calor de aquella frente."
La memoria en las manos.

"Y algunas veces, te lo digo a ti
pero nunca sabrás que ese “te quiero”
solo signo es, final, y prenda mínima;
ala, mensajera - roto al cabo,
en son, en blanca espuma -
del gran querer callado, mar total."
Si te quiero.


"En medio del camino, nada.
No, tu voz no, tu silencio.
Redondo, terso, sin quiebra,
como aire, las preguntas
apenas le rizan,
como piedras, las preguntas
en el fondo se las guarda.
Superficie del silencio
y yo mirándome en ella.
Nada, tu silencio, sí.

O todo tu grito, sí.
Afilado en el callar,
acero, rayo, saeta,
rasgador, desgarrador,
¡qué exactitud repentina
rompiendo al mundo la entraña,
y el fondo del mundo arriba,
donde él llega, fugacísimo!
Todo, sí, tu grito, sí.

Pero tu voz no la quiero."
La Difícil.

Track 7.